EJERCICIO 1961-1962
1962 |
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Fallera Mayor |
Presidente |
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Mª Paz Mañez Navarro |
Miguel Requena Doménech |
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Monumento (El vehinat) |
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En este año arranca las fallas en el barrio de Malilla. En abril de 1961 bajo el nombre Avenida Peris y Valero – Carrera Malilla y con el número de censo 159, se constituye nuestra comisión. Al principio carecíamos de casal por lo que para realizar las juntas teníamos que ingeniárnoslas para encontrar sitio. En verano utilizábamos la terraza del Presidente Miguel Requena o la del lotero Enrique López y en invierno para resguardarnos del frío nos permitían reunirnos en los dos bares del barrio, El Expres y La Parreta. Iniciamos nuestra andadura en el mundo de las fallas con 22 falleros y 10 falleras. Entre los hombres se repartían los cargos de la directiva, estaba el Presidente Miguel Requena, tan solo un Vicepresidente, Francisco Martínez Pla, el secretario Enrique López, el tesorero, Vicente Morales, el contador, Ramón Santillana, el Presidente de Festejos, Ricardo Rodríguez, el Vicepresidente de Festejos, Manuel Gimeno ‘El Coca’, el delegado de lotería Enrique García y el delegado de la sección femenina Juan Soler ‘El Chato’. Estos 9 hombres se encargaban de llevar todo el peso de la comisión, el resto como era de esperar ayudaban en todo lo que podían. Es curioso ver como de las 10 componentes de la comisión femenina ninguna de ellas tenía un cargo en la directiva. Veremos como con el paso de los años las mujeres van teniendo cada vez más peso dentro de nuestra comisión. Eso sí, por suerte nuestra, jamás hemos carecido de Fallera Mayor y nuestro primer año de vida no iba a ser menos. La chica que asumió este cargo con orgullo fue Mª Paz Mañez Navarro. Desde nuestros inicios, a la Fallera Mayor siempre se le ha regalado una digna Presentación. Mª Paz tuvo la suya en el centro cultural de Ruzafa con la escena ‘Tot per un pato’ dirigida por Juan Soler Monsoliu. La anécdota de esta obra teatral es que durante la función se tenía que sacar un pato vivo. El pato acabó en el patio de butacas con la pertinente algarabía por parte del público. Se le cogió tanto cariño a aquel pato que pasó a ser uno más del barrio. Se le buscó una casa donde lo cuidaron y los niños acudían todos los días a llevarle comida y jugar con él. (Fotografía 4) En la fotografía número 1 podemos observar como la ofrenda a la Virgen de los Desamparados por esos tiempos, era diferente a como la conocemos actualmente. Nos reuníamos en el barrio para ir todos juntos andando hasta la Plaza Tetúan donde se concentraban todas las comisiones para comenzar la ofrenda. Una vez llegábamos a la Plaza de la Virgen las comisiones entraban dentro de la Basílica y la Fallera Mayor leía una oración y le entregaba el ramo a nuestra patrona. Como nosotros aun no teníamos comisión infantil, cada año se escogía a una niña para que junto a la Fallera Mayor fueran las encargadas de leer la oración a la Virgen. Como vemos en la foto, los hombres, a diferencia de ahora, acudían a la Ofrenda en traje de chaqueta. Por la escasez de fondos del que disponíamos, el monumento este año fue realizado por los mismos miembros de la comisión. Todos los fines de semana, en una carpintería de la Calle de las Luces, todos los falleros bajaban para trabajar en su ‘Dios del sol’. Esta era la figura central del monumento, el dios del sol y la luz. Una crítica a los tres o cuatro puntos de luz que iluminaba la calle de las Luces. |