Querido lector, antes de comenzar a conocer o recordar mi historia me gustaría presentarme y que me conociera un poco más. Soy la Falla Carrera Malilla – Ingeniero Joaquín Benlloch.
Yo nací en abril de 1961, en un barrio muy humilde y trabajador. El barrio, más conocido como Barrio de Malilla, estaba formado por grandes campos de cacao y alcachofa, alquerías, huertas frondosas y acequias árabes. Hoy en día, todo este paraje ha sido sustituido por grandes edificios de hormigón, comercios y parques.
Mi barrio siempre se ha caracterizado por ser un barrio muy trabajador, muy servicial y sobretodo muy emprendedor y alegre. De ahí que un grupo de jóvenes amantes de las fallas quisieran constituir una comisión en su barrio. En total 33 personas, entre hombres, mujeres y niños, se armaron de valor para darle al Barrio de Malilla lo que le faltaba, una comisión fallera.
Siempre nos hemos caracterizado por nuestra humildad así que, los comienzos fueron precarios. No teníamos un local donde reunirnos, y teníamos que apañarnos con la azotea de una finca de Peris y Valero o el taller de Manolo el Mecánico. La cuestión era poder reunirnos y trabajar por un bien común, las fallas.
Durante mi primer año de vida los propios falleros tuvieron que hacer de artistas y entre todos construir un monumento para poder quemar el 19 de Marzo. Con esfuerzo y colaboración por parte de todos los vecinos finalmente pudimos tener un casal donde reunirnos, primero fue en la Calle las Luces, luego nos trasladamos a Ingeniero Joaquín Benlloch y finalmente trasladamos nuestro punto de reuniones a nuestro actual casal situado en la Calle Murla nº 3.
En 1969 tuvimos un pequeño bache. Ese año vimos como el barrio se remodelaba, como poco a poco la huerta iba desapareciendo y urbanismo decidió separarnos del resto de los distritos de Valencia colocándonos un puente de hierro y hormigón que nos dejaba aislados del resto de barrios. Ese año no pudimos plantar monumento. Pero cuando todo indicaba que ese espíritu fallero que se respiraba en Malilla se había terminado, cuando parecía que iba a desaparecer, mis falleros una vez más me demostraron que la unión hace la fuerza y que ganas de trabajo y tesón no iban a faltar para continuar con este bonito proyecto.
Muy bien tuvieron que hacer las cosas este grupo de jóvenes ya que después de 50 años de los 33 falleros que éramos ya somos casi 400. Si algo me caracteriza es que soy una comisión muy familiar, en mis paredes han surgido romances que se han transformado en boda, he visto nacer niños, he disfrutado de familias con 4 generaciones y lamentablemente he visto morir a grandes falleros que fueron el alma de esta comisión. No me quiero olvidar de ellos, puesto que gracias a esas personas este año puedo disfrutar de mi medio siglo de vida.
Todo lo que tenemos, todo lo que hemos conseguido ha sido siempre gracias al trabajo de los falleros. Nadie nos ha regalado nada, hemos tenido que contar peseta a peseta o euro a euro lo que teníamos para ver lo que podíamos gastar. Recuerdo mis primeros años de vida cuando los falleros iban casa por casa a vender lotería. O cuando los domingos bajaban al casal y con cesta de mimbre en mano y banderitas de la señera recorrían todas las viviendas del barrio para hacer la replegà. Recuerdo como los más jóvenes pasaban de ir casa por casa y preferían ser más arriesgados e irse hasta el puente de Peris y Valero para aprovechar cuando los semáforos se ponían en rojo y atacar a los coches con el fin de sacar unas pesetas. La jornada acababa todos juntos en el casal, contando las batallitas del día mientras comíamos una paellita hecha por los cocineros de la falla.
Otra de las cosas que más me gustan de mi es que siempre, desde mis inicios, he sido una falla abierta al barrio. Mis fundadores querían una falla para el barrio de Malilla y vaya si lo han conseguido. Todas las actividades están abiertas al barrio, el trato que reciben los comercios por parte de los falleros es exquisito y muestra de ello es ver cómo el 19 de marzo, a las doce de la noche cuando vamos a quemar el monumento, todo el barrio baja a la carrera Malilla para ver quemar su falla. No importa que sean o no falleros, la falla es de todo el barrio y ellos la consideran como suya. Y esto es gracias a mis falleros.
Desde los inicios han sabido cuidar al barrio y trabajar para él. Recuerdo hace años como los viernes previos a la semana grande tocaba pasar banderas. Con la excusa de bajar al casal a cenar, tras la cena, los más jóvenes eran los encargados de pasar las banderas por el cordel y los más mayores con las banderas y escalera en mano decoraban todo el barrio para que estuviera vestido de cara a las fallas. Con los años las banderas han sido sustituidas por las luces. Con ayuda de todos los falleros y gracias a nuestros patrocinadores podemos decorar el barrio de Malilla con grandes luces. De momento no nos ha ido nada mal, sabemos que no podemos competir con las grandes comisiones que destinan una gran partida en decorar su demarcación, pero siempre desde la humildad hemos conseguido grandes premios que han hecho que mi nombre salga de las cuatro paredes del barrio.
Lo mismo pasa con diferentes concursos que organiza JCF y donde hemos participado. Pero si tengo que destacar uno, ese es el concurso de Presentaciones. Desde hace más de 25 años los falleros no se pierden este concurso. El casal durante los ensayos se transforma en un gran teatro donde grandes y pequeños ensayan para conseguir el primer premio, y más de un año lo hemos conseguido. Pero al margen del premio lo que más me gusta es ver como semanalmente los falleros bajan a los ensayos para regalarle una presentación digna a nuestra Fallera Mayor y como cada año son más los pequeños que se apuntan para salir en la Presentación Infantil.
Y hablando de nuestras máximas representantes tengo que decir bien alto y orgullosa que jamás he tenido la pena de no tener representantes. Todos los años hay varias falleras que sueñan con poder ser Falleras Mayores de la comisión.
Ante la demanda incluso tuvimos que crear una comisión que determinase el requisito de elección de nuestras máximas representantes. Al principio elegíamos a nuestras Falleras Mayores por votación, pero finalmente decidimos que la antigüedad era la mejor medida para determinar que chica podía hacer su sueño realidad. Las Falleras Mayores son una parte muy importante de nuestra fiesta y muestra de ello es que cuando acaba el reinado todas tienen un apartado especial dentro del casal donde cuelgan su foto en recuerdo de su paso por mi historia.
También me siento muy orgullosa de poder decir que algunas de mis falleras han podido llegar a lo más alto en el mundo de las fallas. Mª José González, y Laura Company fueron componentes de la corte de honor de la Fallera Mayor de Valencia y Ángela Martínez, Laura Caballero, Alicia Alpuente y Judith Noguera fueron componentes de la corte de honor de la Fallera Mayor Infantil de Valencia. Solo me faltaba el broche de oro, que alguna de mis falleras ocupara el mayor cargo de nuestra fiesta y el año pasado lo conseguimos. Nuestra pequeña Laura Caballero, fallera de toda la vida consiguió ser la Fallera Mayor de Valencia de 2011. Sin duda el mejor regalo que podían hacerme para celebrar mi 50 aniversario.
Echo la vista atrás y me acuerdo de nuestros inicios y de lo duro que ha sido poder llegar hasta donde hoy estamos. No tenemos grandes patrocinadores ni somos una comisión que entre dentro del mapa guiado que se les entrega a los turistas, pero si algo nos caracteriza es que somos una gran familia que crece año tras año. Nosotros no exigimos nada a nuestras Falleras Mayores puesto que entendemos que cualquier persona que sienta a su comisión de corazón tiene el derecho de poder representarla, no cerramos las puertas a ningún fallero nuevo, pues entendemos que todo aquel que quiere formar parte de nuestra familia es bienvenido, pero sobretodo lo que nos hace especiales es que año tras año intentamos superarnos para que mi nombre llegue a ser conocido en todo el ámbito fallero.
Yo tengo la suerte de poner decir que mis falleros no son falleros de cuatro días sino de 365. Durante todo el año bajan al casal, organizan juntas y celebran diferentes actividades para poder disfrutar de las fallas durante todo el año. Nosotros fuimos los primeros en todo el Barrio de Malilla en organizar una cabalgata de reyes para que los niños y no tan niños de nuestro barrio pudieran disfrutar esa noche mágica en sus propias calles. Fuimos una de las pocas comisiones que celebraba una cordà en el barrio hasta que la ley nos lo prohibió. Hemos hecho de todo, desfile de moros y cristianos, pregó una semana antes de fallas para que el barrio conozca nuestras actividades, concurso de paellas, campeonatos de futbito, excursiones con los más pequeños a emplazamientos típicos de nuestra cuidad y un sinfín de actividades para no aburrirnos durante todo el año. Y a pesar de estar activos durante todo el año, seguimos trabajando día a día para que nuestra semana grande sea más intensa.
Hemos pasado de hacer el monumento nosotros a estar en la sección décima y con trabajo y esfuerzo lograr que nuestro monumento esté en la sección primera. Hemos conseguido gracias a la implicación de mucha gente que la mascletà del día de San José sea equiparable a la que se dispara en la Plaza del ayuntamiento. Hemos logrado que todas las noches de fallas tengamos verbenas y fiesta para que los falleros y vecinos disfruten también las noches. Gracias al esfuerzo y trabajo de todos mis falleros vamos todos los años a recoger premios a la Plaza del Ayuntamiento. Nosotros lo damos como algo normal pero no todas las comisiones pueden decir que dentro de su programa está la recogida de premios.
Como he comentado este año que cumplo 50 años tengo casi 400 falleros. Se me caen las lágrimas de alegría y se me ponen los pelos de punta cuando veo a todos mis falleros ir a la ofrenda de la Virgen de los Desamparados, ver como niños que no saben andar y personas mayores unen sus sentimientos y caminan juntos hacia nuestra patrona. Pero lo que más impresiona es ver como mis falleros llenan toda la Calle La Paz, de principio a fin. El estandarte y la señera están al principio de la calle y por el final aun están entrando componentes de esta comisión. Sin duda una de las estampas más bonitas que me regalan cada año mis falleros.
Querido lector, espero que con estas líneas me haya conocido un poco más. A continuación, le dejo con mis 50 años de vida. Tenga por seguro que mis falleros seguirán trabajando duramente para que por lo menos pueda llegar a cumplir otros 50 años más.
Mientras, le puedo asegurar que la Comisión Carrera Malilla – Ingeniero Joaquín Benlloch está orgullosa de ver lo que ha sido y hasta donde ha llegado. Me siento orgullosa de poder decir que año tras año somos un poco más grandes. Me siento feliz cuando recuerdo a esos 33 jóvenes emprendedores llenos de miedo, pero con el valor suficiente para comenzar un sueño que ya podemos decir que se ha hecho realidad.
Dicen que la memoria es selectiva y solo retiene los buenos momentos vividos. Los malos los elimina de un plumazo, para que no consten en nuestra vida. Así, poco a poco y con su ayuda vamos formando nuestra historia. Un día te paras a pensar, echas la vista atrás y te das cuenta que ya han pasado 50 años.
Piensas, analizas, valoras y das gracias por todo lo que has vivido durante este medio siglo. Orgullosa con la labor, te giras, vuelves a sonreír y continúas caminando.
Firma:
Falla Carrera Malilla – Ing. J. Benlloch